sábado, 6 de octubre de 2018

Bautizo en Begur 29.09.2018

Centro: Dofí Blau.
Instructor: Ramón Margalef.
Participantes: Agna Egea (@agna_laemnomepara), Neus Benítez(@neusbduran), Borja García    (@conEMsepuede) y Laia.

Esta primera edición de bautizos submarinos para afectados de Esclerosis Múltiple, empezaba su andadura en la cala Aiguafreda de Begur, una pequeña cala situada en la maravillosa y fascinante Costa Brava gironina. La hora de concentración era al las 09:00 h. ya en la cala. La "hazaña" de llegar a dicha cala se vio reflejada en el grupo de whatsapp, del bautizo, que creé para tal efecto 😀. "Es Aiguafreda o Aiguablava?", "Dónde estás?", "Subiendo un camino de piedra!", "No hagáis caso al GPS!!", en fin, como veis ... una odisea. Y por fin llegamos a la cala Aiguafreda.

Y fue el momento de ponernos "cara", ya que, aunque si que es verdad que ya habíamos interactuado entre nosotros con anterioridad, siempre había sido ha través de las RRSS. No nos habíamos metido todavía en el agua y ya habíamos sacado la primera cosa positiva de la actividad, el conocernos personalmente.

Y empezamos con la actividad propiamente dicha. Ramón, con una amplia experiencia en el mundo del submarinismo, tanto a nivel docente, o como instructor o como fotógrafo submarino ampliamente reconocido, empezó con la parte teórica del bautizo. Explicó en que consistía la equipación que mas tarde usarían nuestros intrépidos voluntarios, dio una breve pincelada de fisiología, como afecta la presión a nuestro organismo y como debemos reaccionar al notar dicha presión. También nos explicó como "hablar" debajo del agua, al no poder utilizar los sonidos habituales que usamos para comunicarnos, nos enseñó las señales básicas para podernos comunicar en el agua, y llegó el momento de enfundarnos en el traje de neopreno, ese traje tan transpirable y que facilita los movimientos fuera del agua, no sé si me me nota la ironía 😁.

Ramón entró en el agua y se colocó a unos 6-7 m. de la orilla y, uno a uno, cada vez que Ramón les daba el OK, se dirigían hacia él por superficie, y una vez se encontraban, les repetía las indicaciones para poder descender, y allí abajo se esperaban hasta que llegaba el siguiente. Cuando nos reunimos los 6, empezamos un "paseo" por el fondo marino de la cala Aiguafreda, un paseo que duró 66 minutos y en el que llegamos a descender hasta los 9 metros. Durante este tiempo pudieron sentir la ingravidez, y como eran de sencillos los movimientos con todo el peso que llevaban a sus espaldas, el que menos, 10 Kg. A cada participante le llevó su tiempo, diferente a cada uno, en poder controlar la flotabilidad, para evitar subir como un globo o hundirse como un plomo, conseguido eso, empezaba el disfrute que el mundo submarino nos ofrecía, varios bancos de peces que cruzaban por delante o por encima nuestro, sin hacernos sentir extraños. Llegó el momento de salir a superficie, por lo que la actividad llegaba a su fin. Una vez fuera del agua, nos hicimos la obligada foto con la pancarta de esclerobuzo para dejar constancia de la actividad. Una vez nos desprendimos de todo el equipo, pasarlo por agua dulce para evitar que se estropeara, secarnos y cambiarnos, y guardar todo el equipo, sin querello ni buscarlo, nos encontramos en medio de una conversación entre los 5 afectados y con Ramón como observador, sobre como fue nuestro diagnóstico y como fue nuestra "salida del armario" ya que Laia (nombre ficticio para preservar su intimidad), todavía no ha dado este paso, y problemas, incomprensión y aceptación por parte de la familia y amigos.

Una vez hecho el recordatorio de la jornada, solo podemos calificarla como muy positiva.

Nos vemos el próximo año!!!👋👋👋


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